Errores más comunes en mantenimiento de Sistemas de Riego.

9 de julio de 2025
Compartir

Hace unos años nos tocó revisar una finca en Valencia donde el dueño juraba que su sistema de goteo era “impecable”. Lo había montado con materiales de calidad, buena presión, riego automatizado, todo en regla. Pero la mitad de los cítricos estaban en claro estrés hídrico. ¿La causa? Una tontería: no limpiaba los filtros desde hacía más de un año. Tenía uno de malla de 120 micras que parecía un ladrillo de barro compacto. Lo peor es que ni lo sospechaba porque los goteros seguían soltando algo de agua… pero no donde debía.

¿Por qué es tan importante el Mantenimiento de un Sistema de Riego?

Impacto en la eficiencia hídrica

Un sistema de riego no es montar tubos y olvidarse. Es como una maquinaria viva: necesita seguimiento. Sin un buen mantenimiento, empiezan los desequilibrios. Un gotero que pierde caudal aquí, una válvula que no cierra bien allá, y cuando quieres darte cuenta, tienes zonas secas y charcos en la misma parcela.

Ahorro a largo plazo

Cuando el sistema está descompensado, se gasta más agua de la que toca, el cultivo rinde menos, y empiezan las reparaciones. Lo barato sale caro. Un tubo pinchado por presión excesiva o una bomba forzada por falta de limpieza puede multiplicar costes en cuestión de días.

errores en mantenimiento de riego

Los errores más comunes en el mantenimiento

1. No limpiar los filtros regularmente

Se instalan, funcionan al principio… y luego se olvidan. Sobre todo en aguas de pozo o canal, los filtros acumulan limo, algas, carbonatos. Cuando el diferencial de presión supera 0,5 bares entre entrada y salida, ya hay un problema. Pero si nadie lo comprueba, se riega a ciegas.

2. No revisar la presión del sistema

Muchos agricultores creen que con ver que “el agua sale” basta. Pero sin manómetros en los sectores clave, no sabes lo que está pasando. Puedes tener 2,5 bar en cabecera y solo 0,9 en la punta. Resultado: los goteros del final ni se inmutan.

3. Ignorar goteros obstruidos

Los goteros no siempre dejan de funcionar de golpe. A veces van perdiendo caudal poco a poco. El problema es que al estar bajo tierra o entre hojas, cuesta ver si riegan menos. Si no haces pruebas de caudal con probetas, ni te enteras.

4. No revisar las válvulas y conexiones

Las juntas de goma se resecan, las válvulas mecánicas fallan con el tiempo, y las electroválvulas se llenan de residuos. Si no se revisan cada temporada, empiezan los microgoteos, fugas o fallos de apertura. A veces el problema no es la bomba ni el programador, sino una válvula atascada.

5. Desatender la programación de riego

No se puede regar igual en abril que en julio. Las necesidades cambian, el clima cambia, el cultivo cambia. Y sin sensores de humedad o ajustes manuales, el riego se vuelve ineficiente. Ni mucho ni poco: agua en el momento justo.

6. Usar agua sin filtrado adecuado

Hay quien cree que con un filtro de malla basta para todo. Pero si hay algas, limo fino o contaminantes, necesitas filtros de anillas, ciclónicos o de arena. Si no, la suciedad se cuela y se acumula en goteros, válvulas y tuberías.

7. No hacer revisiones estacionales

Heladas, acumulación de aire, movimientos del terreno… Al empezar la temporada, muchas instalaciones presentan fisuras, goteros sueltos o conexiones rajadas. No vale abrir la llave y confiar. Hay que inspeccionar cada línea, cada sector.

Cabecera de riego - filtros

Consejos prácticos para un mantenimiento eficiente

Calendario de mantenimiento: tu hoja de ruta para evitar sorpresas

Si algo he aprendido tras años revisando instalaciones es que el mantenimiento improvisado siempre sale caro. Por eso, lo mejor es dejarlo por escrito y colgarlo en el mismo cuarto de riego o donde tengas el programador. Aquí tienes una guía práctica, sencilla y eficaz para que no se te escape nada:

  • Limpieza de filtros
    • Si usas agua de pozo o canal, hazlo cada semana. Esos caudales vienen con sedimentos, hierro, materia orgánica… que se acumulan rápido.
    • Si riegas con agua de red, puedes espaciarlo a cada 15 días, pero no más. Los sedimentos finos también se cuelan y acaban afectando.
  • Revisión de presión y caudal
    • Al menos una vez al mes, en todos los sectores. Usa manómetros fiables y probetas para medir litros por hora en puntos clave. Si encuentras más de un 10-15 % de diferencia entre lo teórico y lo real, algo está mal.
  • Chequeo de conexiones y válvulas
    • Hazlo con cada cambio de estación. El frío contrae materiales, el calor los dilata, y con el tiempo, eso genera microfisuras o aflojamientos que no se ven, pero sí se sienten en el rendimiento.
  • Limpieza química interna
    • Dos veces al año, idealmente al final del verano y antes del arranque de primavera. Usa productos como ácido nítrico o fosfórico en baja concentración para eliminar carbonatos, y hipoclorito para biofilm y algas. Siempre con control de pH y tiempo de contacto.
  • Revisión de automatismos
    • Prueba todos los programadores, electroválvulas y sensores. Aunque no lo parezca, un relé quemado o una batería baja puede dejarte días sin riego. Mejor detectarlo antes de que el cultivo lo note.

Instala sensores: ver lo que no se ve

La intuición sirve, pero los datos mandan. No hace falta tener un sistema 100 % automatizado con inteligencia artificial para mejorar el riego. Solo con 3 sensores básicos puedes tomar mejores decisiones cada semana:

  • Sensor de humedad en suelo
    • Colócalo a distintas profundidades (15 y 30 cm, por ejemplo) para saber si realmente está llegando el agua al bulbo radicular. Muchas veces se riega “por encima” o “por debajo” sin saberlo.
  • Sensor de caudal
    • Te avisa si el caudal cae o sube de forma inesperada. Ideal para detectar goteros sueltos, roturas o fugas. Los modelos actuales tienen alarmas configurables y se conectan fácilmente a tu programador o al móvil.
  • Sensor de presión
    • Uno en cabecera y otro al final de línea. Así ves si la diferencia es estable o si hay pérdidas. Es clave para evitar la sobredemanda en ciertas zonas.

Recuerda: los sensores no riegan por ti, pero te dicen si estás regando bien. Es como tener ojos bajo tierra.

Mantenimiento de sistemas de riego

Reemplaza sin miedo: mantenimiento inteligente, no reactivo

Muchos propietarios caen en el error de «esperar a que se rompa». Pero en riego, cuando un gotero deja de funcionar o una válvula se atasca, ya perdiste rendimiento.

  • Goteros desgastados
    • Si ves que uno pierde caudal (menos de 80 % de lo nominal), no intentes salvarlo con una aguja. Cámbialo. Cuestan céntimos, pero una planta sin agua cuesta euros.
  • Electroválvulas lentas o ruidosas
    • Si escuchas zumbidos, chasquidos o abren con retardo, probablemente tengan restos en el solenoide o en el diafragma. Puedes limpiarlas, sí, pero si fallan de nuevo, sustitúyelas sin dudar.
  • Tuberías que “sudan” o gotean
    • Un microgoteo hoy es una rotura mañana. No pongas cinta aislante ni soluciones de fortuna. Corta, limpia y cambia el tramo o la unión.

Piensa en el sistema de riego como en un coche: un cambio de aceite a tiempo alarga la vida del motor. Aquí, una pieza de repuesto a tiempo salva la cosecha.

¿Cuándo pedir ayuda profesional?

Hay momentos en los que una simple revisión casera ya no basta. El sistema empieza a mostrar síntomas que indican algo más profundo, más estructural. Ahí es donde conviene llamar a un técnico especializado, porque seguir probando “a ojo” solo retrasa el problema (y lo encarece).

Profesional riego

Aquí tienes algunas señales claras de que necesitas una revisión profesional:

  • Caídas de presión sin causa evidente
    Si has descartado fugas visibles, filtros sucios y errores de programación, y aun así la presión sigue bajando, puedes estar ante un bloqueo interno, una válvula mal calibrada o incluso una fisura subterránea. Esto requiere instrumentos de diagnóstico y experiencia.
  • Zonas secas persistentes
    Cuando ciertas áreas no se riegan bien, pese a estar correctamente programadas, puede haber un problema hidráulico en la red de distribución, goteros parcialmente taponados o un diseño mal equilibrado que no se corrige con ajustes manuales.
  • Electroválvulas que fallan de forma intermitente
    El fallo puede estar en la placa del programador, en el cableado o en la propia válvula, especialmente si hay humedad o insectos dentro del alojamiento. Revisarlo sin los medios adecuados puede empeorar el problema.
  • Bombas que arrancan y paran sin lógica
    Esto suele ser síntoma de un problema en el presostato, una pérdida de carga oculta o una válvula de retención defectuosa. La bomba sufre más y puede quemarse si no se detecta a tiempo.
  • Subida repentina del consumo de agua
    Si el contador marca más consumo, pero no hay mejora en el riego, puede haber una fuga subterránea, una válvula atascada abierta o goteros reventados. Y todo eso requiere inspección técnica sector por sector.

En Caudal contamos con personal que ha revisado desde parcelas de 200 m² hasta fincas de más de 100 hectáreas. Llevamos manómetros, probetas, trazadores de presión, cámaras térmicas y, sobre todo, criterio agronómico. No buscamos “arreglar el tubo”, sino optimizar todo el sistema.

Pide tu diagnóstico técnico aquí. Rápido, fiable y con recomendaciones por escrito.

tubería de riego

¿Cómo automatizar un sistema de riego?

Hay quien cree que automatizar un sistema de riego es poner un programador y olvidarse. Y no. La automatización debe estar al servicio del cultivo, no sustituir el criterio técnico. Te explico cómo sacarle el máximo partido sin complicarte:

  • Programadores multizona con ajustes estacionales
    Imprescindibles si manejas cultivos distintos o parcelas con orientación y pendiente diferente. Busca modelos con ajuste de % estacional, para no tener que reprogramar todo cada mes.
  • Sondas de humedad conectadas al programador
    Muchos programadores permiten que la sonda interrumpa el riego si el suelo está en el umbral adecuado. Es simple y evita sobreriegos en días nublados o tras lluvias.
  • Caudalímetros con alarma de fuga
    Algunos modelos detectan anomalías en tiempo real. Si un sector consume más de lo esperado, envían alerta. Útil para instalaciones grandes donde una fuga puede pasar desapercibida días.
  • Control remoto vía app o PC
    Si tienes fincas alejadas o si delegas el riego, lo mejor es tener acceso desde el móvil. Eso sí: automatizar no te exime de revisar el terreno. La pantalla dice mucho, pero el suelo dice más.

Automatizar es bueno, pero siempre con criterio. Un buen sensor no sustituye al técnico que lo interpreta. Como decimos en el campo: “el riego no lo hace el botón, lo hace el ojo entrenado que decide cuándo apretarlo”.

Solicita ahora una revisión gratuita de tu sistema. Haz clic aquí

Preguntas frecuentes sobre Mantenimiento de sistemas de riego

¿Cada cuánto debo revisar mi sistema?

Mínimo una vez al mes en temporada activa. Y siempre tras un cambio de estación.

¿Qué pasa si no limpio los filtros?

Se acumulan sedimentos, baja la presión y los goteros dejan de regar. Es el fallo más común.

¿Cómo saber si un gotero está taponado?

Revisa zonas secas, mide caudales manualmente o escucha si el agua pasa. Un gotero en silencio suele estar obstruido.