El cultivo del tomate se realiza habitualmente en invernaderos.
Y es que no basta con plantar una semilla y esperar. Esta planta es sensible, algo exigente, y necesita ciertas condiciones para crecer sana: un suelo bien drenado, temperaturas moderadas, nutrientes en equilibrio y, sobre todo, un riego controlado y constante. Si nos pasamos con el agua, se pudren las raíces. Si nos quedamos cortos, la planta se estresa y no produce bien.
Por eso, muchos agricultores —tanto profesionales como de huerto urbano— optan por el riego por goteo, una forma de aportar el agua justa, sin malgastarla y sin saturar la planta. Además, permite aplicar fertilizantes de forma localizada, lo que mejora el rendimiento sin dañar el suelo.
Desde Caudal, llevamos años trabajando junto a quienes cultivan tomate, ofreciendo sistemas de riego eficientes, fáciles de instalar y adaptables a cualquier tipo de parcela. Porque cuando el agua se usa bien, el tomate lo agradece: crece más sano, da mejores frutos y tú, al final, lo notas en el sabor.
Tipos de tomate

Una de las ventajas (y también desafíos) de cultivar tomate es la gran variedad de tipos que existen. Cada uno tiene unas características distintas, y unas necesidades hídricas también particulares. No todos crecen igual ni sirven para lo mismo, y conocer sus particularidades te puede ahorrar muchos dolores de cabeza… o, al contrario, darte más de una alegría en la cosecha.
Aquí te resumo algunos de los más comunes y apreciados:
Tomate pera
Es un clásico de los huertos familiares y la industria de la conserva. Su forma alargada y su bajo contenido en agua lo hacen ideal para preparar salsas, purés y tomates triturados. Tiene una piel fina, pocas semillas y un sabor suave, lo que lo convierte en un imprescindible en muchas cocinas. Además, es una variedad bastante productiva y fácil de manejar en cultivo.
Tomate cherry
El más pequeño de la familia, pero también uno de los más dulces. Los cherry son perfectos para comer crudos, en ensaladas o directamente del huerto, como si fueran golosinas naturales. Su tamaño compacto también los hace ideales para macetas, balcones o cultivos verticales. Ojo: aunque parezcan fáciles, también requieren un buen control del riego y del abonado para dar frutos sabrosos.
Tomate Raf
Aquí ya entramos en ligas mayores. El Raf es apreciado por su sabor complejo, con ese equilibrio perfecto entre acidez y dulzor. Su nombre viene de “Resistente al Fusarium”, un hongo bastante común. Tiene una forma irregular y un color verde intenso con vetas. Es exigente con el suelo y muy sensible a las condiciones climáticas, por lo que suele cultivarse en invernaderos bien controlados.
Tomate en rama
También conocido como tomate “cluster” o “en racimo”, es muy popular por su resistencia y buena conservación. Se cosechan varios frutos unidos por el tallo, lo que le da ese aspecto tan característico. Son variedades robustas, productivas, y se adaptan bien al cultivo en invernadero. Su sabor puede variar, pero suelen tener buena consistencia y un aroma clásico.
Elegir una variedad u otra depende mucho de tu objetivo:
- ¿Quieres salsas? Pera.
- ¿Buscas sabor intenso para ensaladas? Raf.
- ¿Poco espacio? Cherry.
- ¿Producción en volumen? En rama.
Y, por supuesto, del clima, el tipo de suelo y los recursos de riego que tengas. Porque no todos los tomates se comportan igual bajo el sol directo que dentro de un invernadero, o en un suelo franco frente a uno más arcilloso.
Si tienes dudas sobre qué variedad se adapta mejor a tus condiciones, en Caudal te podemos echar una mano para que tu cultivo empiece con buen pie desde el principio.
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Requerimientos necesarios para el cultivo del tomate
Cultivar tomates puede parecer sencillo, pero si quieres obtener buen producto —de esos con sabor de verdad— hay que prestar atención a tres aspectos clave: el tipo de suelo, el clima y el agua. La combinación de los tres hará que se pueda obtener un tomate de la más alta calidad

Requerimientos de suelo: Buen drenaje y altos nutrientes.
A esta planta no le gustan los extremos. Si la tierra es demasiado compacta o se encharca, las raíces lo pasan mal. Lo ideal es un suelo que esté suelto, aireado y con nutrientes.
- Lo mejor es que sea franco o franco-arenoso, para que retenga algo de humedad pero sin apelmazarse.
- Si además tiene entre un 2,5 % y un 3 % de materia orgánica, mejor todavía. Eso ayuda a que las raíces respiren y a que la planta encuentre los nutrientes sin problema.
- Ojo con el pH: tiene que estar entre 6,0 y 6,8. Si baja o sube mucho, el tomate empieza a tener carencias aunque la tierra tenga de todo.
- ¿Tu suelo es muy arcilloso? No es el fin del mundo. Puedes mejorarlo añadiendo compost, fibra de coco o perlita. Con eso ya cambia bastante.
Consejo práctico: si puedes, haz un análisis de suelo antes de empezar. Así sabrás exactamente qué le falta y qué no.
Requisitos climatológicos: preferiblemente calor, y muy poco frio.
El tomate es una planta de clima templado-cálido. Le gusta el sol y el calor moderado, pero si hace demasiado frío o calor extremo, lo nota enseguida.
- Lo ideal es que las temperaturas estén entre 20 y 28 °C durante el día.
- Por la noche, que no bajen de 12 °C. Menos de eso, y la planta empieza a pararse.
- Por encima de 35 °C, el tomate también sufre: puede tirar las flores o tener problemas para cuajar el fruto.
- En zonas frescas o con cambios bruscos, un invernadero puede ayudarte muchísimo. Aporta estabilidad y alarga la temporada.
Requisitos hídricos
Aquí no hay duda: el riego es clave. Y no es cuestión solo de cuánta agua, sino de cuándo y cómo se la das. El tomate necesita humedad constante, pero si se riega mal, aparecen problemas: rajado de frutos, hongos, o esa mancha negra en la base (pudrición apical), que suele estar relacionada con carencia de calcio… y eso, muchas veces, viene por riegos mal hechos.
- En plena temporada, una planta de tomate puede llegar a necesitar entre 2 y 4 litros diarios, según el calor que haga.
- Lo más recomendable es usar riego por goteo: es preciso, evita mojar las hojas (lo cual previene enfermedades) y ahorra agua.
- La humedad del suelo debería mantenerse en torno al 65 % – 80 % de su capacidad de campo. Ni seco, ni encharcado. Húmedo, como una esponja bien escurrida.
Si aún no tienes tu sistema instalado, mira nuestros sistemas de riego por goteo: calidad al mejor precio.
¿Cómo se cultiva el tomate?
¿Cómo se siembra?
Puedes sembrar en semillero (y trasplantar más adelante) o hacerlo directamente en el suelo, si ya hace buen tiempo. En ambos casos, asegúrate de que cada planta tenga su espacio: unos 40-50 cm entre ellas está bien.

¿Cuando se siembra el tomate?
- En clima cálido, puedes empezar en enero o febrero.
- En zonas templadas, espera a marzo o abril.
- En invernadero, tienes más libertad: casi todo el año.
Lo importante es evitar las heladas. El tomate es sensible y no perdona el frío extremo.
¿Cuándo y cómo se riega el tomate?
Durante las primeras semanas, riega poco pero seguido. Cuando empiece a crecer, aumenta la cantidad y deja algo más de espacio entre riegos. En época de floración y cuajado del fruto, el agua es clave.
Usa goteros regulables, como los de Caudal, para ajustar el caudal en cada etapa. Mira los modelos disponibles.
Fertilización, plagas y cosecha: lo que sí o sí tienes que saber
¿Qué abonos usar?
El tomate es exigente. Necesita nitrógeno, fósforo y potasio, pero en su justa medida. La mejor manera de darle lo que necesita sin pasarte es la fertirrigación: disolver los nutrientes en el agua de riego.
Tenemos opciones pensadas para cada etapa del cultivo. ¿Quieres ayuda? Te asesoramos aquí.
Plagas típicas (y cómo defender tu cultivo)
Hay algunas visitas no deseadas que suelen aparecer:
- Mosca blanca
- Tuta absoluta
- Trips
Puedes combatirlas con tratamientos ecológicos, trampas cromáticas o con extractos vegetales como el de neem. Lo ideal es prevenir: mantén la zona limpia, rota los cultivos cada temporada y vigila desde el primer día.
Cosechar: el mejor momento
No hay una fórmula exacta. Pero si el tomate tiene color uniforme, firmeza al tacto y se desprende con facilidad… es el momento. A veces tendrás que hacer varias pasadas para recolectar los que están listos.

¿Qué productos necesitas para regar tomates?
En Caudal trabajamos con agricultores, cooperativas y aficionados desde hace años. Sabemos lo que funciona y lo que no. Por eso, tenemos soluciones para todos los niveles:
- Riego automático para tomates en invernadero.
- Sistemas profesionales para cultivo intensivo.
- Accesorios de riego por presión: tuberías y goteros.
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Preguntas frecuentes sobre Cultivo de Tomates
¿Cuál es el mejor sistema de riego para tomates?
El riego por goteo, sin duda. Aporta el agua justa, evita encharcamientos y permite aplicar nutrientes sin complicaciones.
¿Con qué frecuencia debo regarlos?
Depende del clima y la fase del cultivo. En general, una vez al día en verano y cada dos días en primavera puede ser suficiente.
¿Cómo puedo evitar plagas en mi cultivo de tomates?
Limpieza, rotación, tratamientos ecológicos y buen riego. Un cultivo sano es menos vulnerable.