¿Sabes cómo elegir el sistema de riego ideal? ¿Cuál es tu tipo de suelo? Aprende con esta guía para mejorar el rendimiento de los cultivos
Si queremos obtener la máxima rentabilidad en nuestra explotación, debemos tener un sistema de riego eficiente. Una de las cuestiones más importante a la hora de decidir qué tipo de riego implantar y realizar un adecuado diseño, es el componente suelo.
Características del Suelo
Las características físicas y químicas del suelo son fundamentales para entender cómo se comporta el agua de riego que ponemos a disposición de nuestros cultivos.
Textura del Suelo:
Se refiere a la proporción de partículas de arena, limos y arcillas en el suelo.
- Los suelos arenosos drenan rápidamente, lo que puede llevar a que el agua se pierda rápidamente por percolación profunda.
- Los suelos arcillosos tienen menor drenaje, lo que puede provocar problemas de saturación y encharcamiento.
- Los suelos limosos tienen una buena capacidad de retención de agua, pero también puede requerir un manejo más detallado en cuanto al riego.

Capacidad de Retención de Agua
Es la cantidad de agua que el suelo puede almacenar para que las plantas la utilicen. Depende principalmente de la textura del suelo.
- Los suelos con alta capacidad de retención (por ejemplo, suelos arcillosos) pueden necesitar riegos menos frecuentes, pero con mayor cantidad de agua.
- Los suelos con baja capacidad de retención (como los arenosos) necesitarán riegos más frecuentes, pero con menores cantidades de agua.
Infiltración del Agua:
Es la velocidad a la que el agua penetra en el suelo.
- En suelos con alta infiltración (como los arenosos), el agua se filtra rápidamente, por lo que se deben realizar riegos más frecuentes y menos abundantes para mantener la humedad en la zona radicular.
- En suelos con baja infiltración (como los arcillosos), el agua tarda más en penetrar, lo que puede provocar acumulación de agua en la superficie y riesgos de encharcamiento si no se aplica con moderación.
Porosidad del Suelo:
Es la cantidad de espacio vacío entre las partículas del suelo, lo que permite la circulación del aire y el agua.
- Suelos más porosos (generalmente arenosos) permiten un rápido movimiento de agua y aire, lo que facilita el drenaje, pero también implica que se necesita más riego frecuente y moderado.
- En suelos con baja porosidad (como los arcillosos), la circulación del agua y el aire es más lenta, lo que puede crear condiciones de saturación o compactación si el riego es excesivo.
Profundidad del Suelo:
Es la profundidad a la que las raíces de las plantas pueden acceder al agua y nutrientes.
- Suelos con una mayor profundidad permiten un mayor almacenamiento de agua, lo que puede permitir riegos más espaciados.
- En suelos poco profundos, las raíces no pueden acceder a suficiente agua, por lo que el riego debe ser más frecuente y con más precisión.
Condiciones de Compactación del Suelo:
Es el grado en que las partículas del suelo están agrupadas, lo que afecta a la porosidad y la circulación del agua.
- Los suelos compactados dificultan el paso del agua y el aire, lo que puede provocar una mala distribución del agua y favorecer la acumulación de agua en la superficie. Esto puede resultar en áreas de riego excesivo o insuficiente.
Conductividad Hidráulica:
Es la capacidad del suelo para transmitir el agua.
- Los suelos con alta conductividad hidráulica permiten que el agua se mueva más fácilmente.
- Los suelos con baja conductividad requieren más atención en la distribución del agua, ya que la humedad puede no moverse eficientemente.
Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC):
Es la capacidad del suelo para retener cationes (iones positivos como calcio, magnesio, potasio) en las partículas del suelo, lo que influye en la retención de nutrientes y agua.
- Aunque más indirecta, una mayor CIC puede ayudar a que el suelo retenga mejor el agua y los nutrientes, lo que puede hacer que el riego sea más eficiente al utilizar menos agua para mantener las plantas nutridas.
Temperatura del Suelo:
La temperatura del suelo influye en la evaporación del agua y la actividad biológica.
- En suelos más calientes, la evaporación será más alta, por lo que puede ser necesario un riego más frecuente, especialmente en climas cálidos.
- En suelos fríos, la transpiración es más baja, y el riego debe ser más controlado para evitar la saturación.
Contenido de Materia Orgánica:
La materia orgánica mejora la estructura del suelo y su capacidad de retención de agua.
- Suelos con alta materia orgánica tienen una mejor capacidad para retener el agua, lo que puede reducir la frecuencia de riego necesaria.
- Suelos con baja materia orgánica suelen necesitar un riego más frecuente debido a su menor capacidad de retención.
El conocimiento de estas características es clave para optimizar los sistemas de riego, mejorar la eficiencia del uso del agua y evitar problemas como la erosión o el encharcamiento. Debería ser parte fundamental del proyecto de transformación en riego de una finca.
Una vez caracterizada nuestra finca, tenemos que valorar la influencia e interacciones que se llevan a cabo entre sistema de riego, suelo y planta.
Eligiendo convenientemente caudales de emisores y separación entre ellos, podremos tener control sobre la pluviometría del sistema y por lo tanto sobre su interacción con el suelo y la planta.
§ Suelos de alta capacidad de infiltración y poca capacidad de retención (suelos arenosos): buscar pluviometrías bajas y riegos cortos y frecuentes de manera que no se pierda agua por percolación profunda. Emisores de bajo caudal y corta separación entre ellos.
§ Suelos con una buena capacidad de infiltración y buena capacidad de retención (suelos francos): riegos equilibrados que nos permitan rellenar el perfil de una manera eficiente.
§ Suelos con baja capacidad de infiltración y buena capacidad de retención (suelos arcillosos): riegos con bajas pluviometrías y que permitan rellenar el perfil sin que se produzca erosión ni pérdidas por evaporación.
En instalaciones por aspersión en las que tengamos problemas de infiltración, se deberán utilizar aspersores o micro aspersores de bajo caudal y separación moderada o corta entre ellos; con lo que conseguiremos una adecuada penetración de agua en el suelo controlando la precipitación del sistema.
Desde CAUDAL disponemos de una amplia gama de aspersores destinados tanto a agricultura como a jardinería.
Debemos tener en cuenta que, a la hora de realizar un riego altamente eficiente, debemos disponer de goteros autocompensantes y en aquellos cultivos que lo permitan realizar instalaciones de riego integrado enterrado.
Desde CAUDAL disponemos de una amplia gama de tuberías con gotero integrado autocompensantes ( PC700 AS) de bajo caudal (1,1 y 1,6 l/h) con posibilidad de inserción de goteros a cualquier distancia; disponiendo al mismo tiempo de tecnología específica para riego enterrado (Roorguard).
Por último, para realizar un adecuado seguimiento de la humedad en el suelo, es recomendable la instalación de sondas de humedad. Estas sondas deberán proporcionarnos la información de la zona en donde las raíces toman el agua de manera preferente y nos permitirán evaluar si el agua llega a esa zona convenientemente o se pierde por percolación profunda.