Esta campaña 2021-2022 ha marcado un antes y un después en la producción y comercialización de los cítricos españoles. Una campaña que puede resumirse como “nefasta”. Retrasos en la recolección de cítricos entre las diferentes variedades, una baja demanda y la disminución del precio por kilo, entre otras muchas circunstancias que han llevado a un sector consolidado, fiable y totalmente profesionalizado a escenas absolutamente dantescas donde el agricultor se ve obligado a mantener una producción sobre el árbol fuera de periodos de recolección, propiciándose situaciones como:
- Disminución de calidad del fruto
- Agotamiento de los árboles y disminución de floración para la siguiente campaña
- Aumento de los costes en fitosanitarios para la mosca de la fruta
Por ello, hoy se hace mucho más necesario aportar soluciones eficientes para la gestión de la siguiente campaña que promete no dejar indiferente a nadie.
Los cítricos, cultivo ampliamente extendido a lo largo de todo nuestro levante, desarrollan los frutos entre primavera (fase I), verano (fase II) y otoño (fase III) en general y dependiendo de la variedad:
Fase I – Crecimiento exponencial
Se propicia una división celular ingente, provocándose un rápido e intenso crecimiento exponencial y aunque se lleva a cabo en mayor medida en la corteza, estructuras como los primordios de lo que serán las posteriores vesículas de zumo se verán conformadas. Para ello es de vital importancia controlar factores exógenos como la disponibilidad de agua y nutrientes a través de la fertirrigación. En Caudal somos especialistas, contamos con más de 25 años en el sector donde aportamos soluciones eficientes y sólidas en el riego de cítricos. Gracias a ello, goteros como Vered, dotan de versatilidad y seguridad a nuestra instalación, gracias a su membrana altamente resistente a agroquímicos, y capaz de aportar un caudal constante a lo largo de todo el ramal en fincas de grandes tiradas e irregulares.
Fase II – Crecimiento lineal
A lo largo de varios meses y variable según variedad, esta etapa se ve definida como el desarrollo más amplio a nivel volumen del fruto, diferenciándose de la anterior debido a que se suprime la división celular. Este aumento de tamaño llega especialmente ligado a la expansión de los lóculos, que alojan en su interior las vesículas de zumo que también arribarán a su máxima expresión en volumen.
Cuidar la formación de cada parte del fruto en su crecimiento masivo dotará al fruto de la calidad óptima de cara a la etapa de maduración posterior. El tamaño del fruto estará estrechamente ligado a factores endógenos como la propia genética, que tendrá que ser acompañada con técnicas nutricionales e hídricas que mantengan o mejoren las cualidades varietales primigenias. Tanto es así, que el riego por goteo se alza como opción garantizada para dichas aportaciones en tiempo y forma, donde contar con opciones concretas para situaciones especiales, como esta fase de desarrollo del fruto, serán capaces de velar por la seguridad de nuestro manejo particularizado, por lo que conocer nuestra instalación de riego y su concreción crearán la oportunidad de éxito en campaña con el mayor ahorro de insumos.
Para este tipo de situaciones donde economizar de manera eficiente nuestros costes es de suma importancia, contamos con Inbar, gotero antidrenante capaz de mantener en carga los laterales una vez finalizado el riego, por lo que el aporte será el justo, necesario y prescrito por el técnico competente. Por todo ello, Inbar es la solución perfecta para trabajar con cultivos de alto valor como nuestros cítricos.
Fase III – Maduración
Durante esta etapa el fruto no crecerá en volumen en demasía, ya que se darán variaciones propias de maduración según variedad como cambios externos, de textura y sabor. A lo largo de estos sucesos el almidón intrínseco descenderá en pos del aumento de la concentración de azúcares. A partir de este momento el fruto perderá firmeza, dadas una serie de reacciones físicas y químicas, que harán mucho más sensible a este hesperidio.
Los períodos de sequía durante la maduración suelen acelerar la coloración del fruto, pero sin embargo retrasarán la maduración interna (Smoyer, 1946), con lo cual será adecuado realizar riegos cortos y frecuentes, sin llegar a saturar el suelo, para intentar balancear ambos parámetros de calidad y así llegar a un encuentro óptimo.