¡Ya es Halloween! y de todos aquellos símbolos esenciales que caracterizan estas fechas, la calabaza es sin duda la cucurbitácea estrella para preparar el All Hallows’ Eve, contracción inglesa de esta celebración anglosajona, donde se tallan a modo de rostros (ojos, nariz y boca) y se colocan en las fachadas de las casas americanas que tantas veces hemos visto en el cine.
¿Y dónde comienzan las calabazas esta aventura? Como no puede ser de otro modo, en el campo.
Su andadura productiva empieza en primavera, cuando los pequeños cepellones o semillas se establecen en campo, se desarrollan y producen frutos. Serán recolectados a finales de verano o principios de otoño, almacenándose en un lugar fresco y seco, para alargar su vida útil, hasta que llegue el día del tallado u otro tipo de usos.
España se alza como uno de los principales productores en la Unión Europea, donde Andalucía y Comunidad Valenciana acotan la mayor parte de su producción. En 2018, para España la producción fue cercana a las 121.000 toneladas, superando a otros grandes productores como Francia y Alemania.
¿Y qué necesitan estas calabazas?
Este cultivo necesita un cuidado riguroso para garantizar una elevada producción y calidad final de sus frutos. Es necesario tener en cuenta todos los detalles, por lo que proporcionar un suelo rico en nutrientes o aportar estos a través de nuestra instalación de fertirriego es esencial, ya que la calabaza irá aumentando sus necesidades en fertilizante y agua a medida que el fruto se va desarrollando.
Debemos calendarizar, determinar cuándo y cuánto regar, preparar un programa de riego monitorizando el suelo, las plantas o ambas.
Una vez establecido el programa según nuestro tipo de suelo, climatología y variedad, debemos elegir la instalación de riego necesaria, que nos permita ser eficientes en la aplicación de nutrientes y agua. Aunque si queremos aprovechar al máximo los recursos hídricos, el riego por goteo es la respuesta, ya que garantiza una eficiencia de alrededor de un 90%.
Año tras año, productores y cooperativas que apuestan por el cultivo de la calabaza típica de estas festividades, nos reclaman goteros turbulentos capaces de gestionar aguas y nutrientes para sus plantas en parcelas y sectores con longitudes de ramal relativamente cortas.
¿Qué turbulentos? ¿Planos o cilíndricos?
Sin duda Lin Plus, nuestro gotero turbulento plano, se alza como el ganador en el mundo de las cucurbitáceas, ya que, gracias a su versatilidad a la hora de ser instalado, su disponibilidad de diferentes configuraciones en distancias entre goteros y sus seis caudales disponibles es una de las opciones más recomendables.
Además, este gotero se encuentra disponible para configuraciones RGS junto a nuestra tecnología Rootguard.
Y tú, ¿cómo producirías Cucurbita maxima?
